Vivian Maier
Vivian
Maier (1 de Febrero de 1926 – 21 de Abril de 2009) nació en New York City. Creció en Francia sin la figura paterna y en 1951 volvió a Estados Unidos para trabajar como niñera. Como pasatiempos, Vivian se introdujo en el mundo de la fotografía. A lo largo de 50 años retrató la vida cotidiana americana, dejando como resultado mas de 100.000 negativos, filmaciones y grabaciones.
Su
primera cámara, cuando aun vivía en Francia, fue una modesta Kodak Brownie box: una cámara amateur con una
sola velocidad de disparo, sin control de foco ni apertura de diafragma. Sus intenciones fotográficas estaban a merced de las escasas posibilidades de esta cámara.
A
su vuelta a Estados unidos le acompaña la compra de una Rolleiflex. Durante casi 20 años
trabaja para los Gensburgs en Chicago, al cuidado
de sus tres hijos. Es allí, en su cuarto privado con lavabo, donde Maier da rienda suelta a su
afición ante la posibilidad de revelar sus películas en la mas íntima quietud y
soledad.
A
mediados de los 70, el empleo se vuelve inestable para Vivian, y se ve forzada
a pasar al carrete de color para poder revelarlos en tienda pues ya no cuenta
con un cuarto oscuro propio. Utiliza una Leica
IIIc y varias cámaras SLR alemanas, con carretes Ektachrome.
Cambia
de lugar de trabajo en varias ocasiones, y los carretes comienzan a acumularse.
Sus fotos se vuelven mas abstractas y la gente desaparece de ellas. Se
limita a fotografiar objetos y lugares.
A
finales de los 90, Vivian recoge sus pertenencias en un guardamuebles en un
intento de mantenerse a flote, aunque vive como una sin techo. En 2007,
aquellos niños que un día Vivian cuidó y crió como suyos le ayudan a pagar un
pequeño apartamento para sacarla de la calle, aunque por poco tiempo. Tras un
golpe en la cabeza ocasionado por una caída, Vivian muere en una residencia en
2009. Su guardamuebles se subasta y se descubre su obra.
Vivian
Maier era excéntrica,
fuerte, de firmes convicciones, intelectual e intensamente privada. Se vestía
de forma masculina. Tomaba fotografías de forma compulsiva, siempre del lado de
los menos favorecidos, mostrando tal vez su conexión emocional con aquellos que
luchan por sobrevivir.
En contraposición a su carácter extremadamente
reservado, conseguía conectar con las personas, creando un momento íntimo para
realizar la foto. Y aunque Maier intenta ser
invisible a la sociedad a lo largo de su vida, se muestra en muchas de sus
fotografías a través de reflejos y sombras.
Llaman la atención la forma exquisita en que
compone, el control de la luz y la nitidez de sus instantáneas.
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