Cuando el motivo retratado es uno solo normalmente querremos que el motivo ocupe la mayor parte del encuadre, en detrimento del fondo, a no ser que el entorno sea significativo, y por lo tanto deberemos incluirlo también.
En muchas ocasiones existe más de un fondo, un plato sobre un mantel, y luego la pared, o en un paisaje el cielo, las montañas y el prado, etc. Los objetos secundarios también hacen de fondo del principal. Entre ellos también debe de existir una relación armónica y unas relaciones cuidadas. Cuando en el fondo existen formas marcadamente geométricas llaman mucho la atención, y pueden robar protagonismo al motivo principal.
Salvo en determinados tipo de retratos, el fondo casi nunca es una superficie completamente neutra, ya que en sí mismo contiene formas y matices que se sobreponen a otro fondo aún mayor.
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