La primera decisión es saber si lo que queremos hacer es un retrato o una escena. Si es un retrato la cosa está clara, nos acercaremos lo más posible al sujeto, con la mayor apretura posible y dispararemos sin compasión. Si disparamos en vertical el sujeto ocupará la mayor parte del encuadre, y raramente, casi por accidente, uno de los laterales; por el contrario, si disparamos en horizontal deberemos decidir si lo colocamos a la derecha, en el centro o a la izquierda. Normalmente esto depende de hacia dónde mire, que además es la dirección de su movimiento, así que poniéndolo en el lado contrario tendremos la seguridad de que no se nos va a salir en el momento del disparo. Es la regla de la mirada, en la que debe de quedar espacio hacia el lugar para donde mire la persona, aunque si mira hacia el espectador esto se puede relativizar.
Si lo que queremos fotografiar es una escena lo importante es la acción, así que debemos alejarnos lo suficiente como para que nos entre toda. Como normalmente tiene varios elementos, y no los disponemos nosotros, ahí no tenemos nada que hacer, pero sí que podemos tomar decisiones en cuanto a la creación de espacio, mirando rápidamente la posición del horizonte, o más comúnmente, determinando la cercanía o la lejanía del evento por el sistema de franjas. Procuraremos que uno de los elementos sea el eje mayor, y si podemos decidiremos si lo colocamos a la derecha, a la izquierda o en el centro. Ese objeto principal lo podemos destacar del entorno enfocando sobre él, y midiendo ahí las luces; de esta manera resaltará incluso en un entorno con muchos otros similares.
La tercera opción es buscar un marco estable y esperar a que pase algo en él, por ejemplo unas escalaras y aguardar a que alguien las baje, son eventos repetitivos que se dan con frecuencia. Aquí las decisiones de composición aumentan, ya que podemos decidir cuál es el punto de vista desde el que vamos a fotografiar el marco, y por lo tanto el sujeto que puede aparecer en él. Podemos meditar más, y establecer la altura del horizonte, la cercanía o lejanía, la posición de los ejes, etc.
Estos consejos son útiles para todos aquellos tipos de fotos en las que lo que vamos a fotografiar no está puesto ahí para nosotros: eventos deportivos, manifestaciones, animales, etc.
En ocasiones estaremos fotografiando escenas en movimiento en la que no todo lo que ocurre pasa a la misma velocidad ni distancia, y según la configuración que elijamos vamos a tener unos efectos u otros, que nos ayudarán a componer la foto final, que, probablemente, no sea lo que objetivamente se ve.
En la fotografía callejera es importante conocer el lugar, saber qué cosas pasan o suelen pasar, cómo se mueve la gente y por dónde caminan. En un deporte hay que saber cuáles son los movimientos típicos que hacen para estar preparados y captarlos. No hay que tener prisa, lo extraordinario se repite continuamente.
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