16 de noviembre de 2011

Mejorando nuestras fotos III. ARQUITECTURA y fotografía urbana


Cuando abordamos la fotografía de arquitectura o de espacios urbanos creados por la mano del hombre, en muchas ocasiones nos topamos con dificultades, que no son muy difíciles de solventar.

Vamos a tratar de comentar alguno de los consejos y técnicas útiles utilizadas por los expertos para hacer mejores fotos sin necesidad de mejorar ostensiblemente nuestro equipo actual.

Como en cualquier otra disciplina fotográfica, sigue siendo fundamental la LUZ. En este tipo de fotografía, suele cobrar mucha más importancia que en otras donde podemos “ayudar” más a la iluminación natural.



Es imprescindible contar con una buena luz para fotografiar edificios, catedrales o parques. Y como ya sabemos, la fantástica luz “sin sol” (hora azul: inmediatamente después de la puesta del sol o inmediatamente antes de su salida) sigue siendo la mejor de las opciones, pero también puede ser muy interesante la luz tamizada de un día completamente nublado, su homogeneidad y su carácter difuso la hace idónea para tomas de edificios, esculturas, iglesias o partes de estas si nos cuidamos de que no aparezca el cielo en las fotos.

También, en determinadas ocasiones, las sombras largas de las últimas horas de la tarde o las primeras de la mañana, pueden complementar una fotografía en la que se requieran para dar volumen a determinadas construcciones. Incluso la luz cenital de un mediodía puede ser aprovechable para ciertas tomas. La ausencia de luz natural (largas exposiciones) o la luz artificial de farolas, focos, anuncios, luminosos, estelas de los automóviles, por supuesto, también produce fotografías impactantes. Todo es cuestión de lo que queramos priorizar en cada caso. Debemos ser capaces de aprovechar la climatología adversa… hay grandísimas fotografías urbanas realizadas en un día lluvioso y gris…

En la fotografía urbana y de arquitectura es esencial la COMPOSICIÓN. Un punto de vista poco usual de un edificio conocidísimo aporta creatividad y originalidad a una foto que de otra forma sería la postal que hace “todo el mundo”. Los contrapicados, fragmentos, detalles o panorámicas siempre llaman la atención. Si estamos efectuando un reportaje, con más razón, ya que aportan variedad y no cansan al espectador.

Conseguir sorprender con este tipo de fotografía es más fácil de lo que parece: consiste en PENSAR antes de tomar la foto. Aquí tienen más cabida los encuadres “arriesgados”, poco convencionales o que incumplen reglas básicas de composición. Poner la cámara en el suelo, ayudarse del agua de una fuente para conseguir reflejos interesantes, jugar con las formas del edificio, resaltar un detalle no visible a simple vista, subir a la azotea del edificio de enfrente o componer mediante varias tomas (panorámica), uniéndolas a posteriori, tomar la foto desde el ángulo contrario al usual o más conocido… siempre es garantía de éxito.

Cuando las circunstancias nos lo permitan, un ejercicio muy gratificante es comprobar cómo la luz influye en una fotografía arquitectónica: visitar esa construcción a distintas horas del día, incluso en varias épocas del año siempre nos deparará sorpresas. Comparando las tomas realizadas sabremos aprovechar mejor la fotogenia de un edificio. Todos sabemos que eso no es siempre posible (viajes organizados, visitas relámpago, etc.), pero en nuestra ciudad siempre podremos hacerlo: nos dará ideas para cuando hagamos viajes, mejorando nuestra creatividad.

En cuanto a los elementos necesarios para fotografía de arquitectura, es muy necesario un PUNTO DE APOYO. Si es posible, un trípode, y si no, un árbol, una farola, un banco, un “beanbag” o el hombro de nuestro acompañante. Al utilizar diafragmas más cerrados que para otras disciplinas, en aras a incrementar la nitidez de toda la fotografía, se hace prácticamente imprescindible esta inmovilidad de la cámara. Todos hemos hecho fotos en interiores de templos u otros edificios donde, salvo que podamos recurrir a ISOs elevados, es imposible hacer una toma sin contar con este apoyo.

Recordemos que, aunque en la mayoría de las ocasiones la presencia de gente en las fotografías urbanas y de arquitectura no es deseable, en otras es necesaria, ya que da al espectador una referencia del tamaño de lo fotografiado, o sitúa en el entorno a los habitantes en su situación cotidiana. Cuando hagamos fotografía de viaje, el incluir personas que habitan en ese pueblo o ciudad, refuerza el mensaje de nuestras tomas, haciendo que formen parte de la imagen que nos hemos traído. En exposiciones de más de ½ segundo, la presencia de estelas o “fantasmas” puede hacer más atractiva una foto. Por eso es fundamental, como quedó dicho anteriormente, intentar acudir al lugar en diferentes horas del día. Cada hora tiene su particular atractivo.

El equipo necesario para este tipo de fotografía no tiene por qué ser costoso. El objetivo que viene en el kit de la cámara suele dar muy buenos resultados, teniendo en cuenta sus debilidades (en el caso del 18-70 de Sony, su hándicap son las aberraciones cromáticas, por lo que procuraremos evitar la presencia de zonas con grandes diferencias de contraste, minimizando de esta forma los desagradables halos de distintos colores). Cerrando el diafragma hasta su mejor rendimiento y utilizando un punto de apoyo, podremos aprovechar nuestros cristales al máximo.

Tampoco es necesario (aunque en muchas ocasiones lo echemos en falta) un ultra-gran angular (10mm), ya que el hecho de que el edificio en cuestión no quepa en la toma podemos suplirlo realizando varias tomas para montar una panorámica, consiguiendo así más campo visual que con el angular y evitando sus distorsiones geométricas. Aunque sería conveniente probar un ojo de pez, ya que se puede ser muy creativo con este tipo de objetivos. Los filtros aquí no son tan recomendables como para la fotografía de paisajes, pero en muchas ocasiones pueden mejorar ostensiblemente una toma. Para interiores, también sería recomendable disponer de un mando a distancia (si bien es fácilmente evitable con el temporizador de 2 o 10 segundos incorporado en nuestras cámaras, da más juego a la hora de asegurar la inmovilidad del aparato). Cuando incluimos el elemento humano en alguna toma (sobre todo con poca luz o nocturna), recordemos que el flash integrado en nuestra cámara puede ser un buen aliado para rellenar las sombras del primer plano.

El postproceso en la fotografía de arquitectura siempre depende del tipo de toma, pero no olvidemos que hemos de corregir las posibles distorsiones de la lente (todos los programas de edición tienen un comando para distorsionar) o las aberraciones cromáticas en zonas de alto contraste, así como utilizar la técnica de HDR para levantar las sombras (sé que hay partidarios de no utilizar este tipo de herramientas, pero a veces son muy útiles, incluso para tomas provenientes de un único archivo RAW), o de un antirruido para las partes donde pueda aparecer. Sea cual sea el tratamiento que apliquemos, no debemos olvidar que es conveniente dejar para el último paso (antes de guardar) el enfoque final de nuestra foto, teniendo en cuenta el destino de esta (Web, impresión, etc.; ver el artículo sobre enfoque ya publicado.

Por último, un consejo muy fácil de llevar a cabo pero que muchas veces no lo hacemos (bien por falta de tiempo, bien por “desidia”) es PATEAR las calles de esa localidad, descubrir sus rincones… no contentarse con la foto turística que todo el mundo hace. Un pequeño paseo de media hora por los alrededores de aquel monumento, estatua, puente, templo o fuente, nos deparará —seguro— grandes sorpresas y encuadres inesperados y originales. Si la ciudad o pueblo que visitamos tiene algún mirador o un punto alto desde donde se pueda observar la localidad, no dudemos ni un momento en acudir al mismo. Un “skyline” o una panorámica del sitio pueden ser un inmejorable recuerdo de nuestra estancia. Las puestas de sol o los amaneceres tienen en las ciudades una lectura muy diferente que en los paisajes naturales, sobre todo si la localidad está situada en la costa: el mar o un lago incrementan las posibilidades de la fotografía urbana o de arquitectura.

Solo recordar lo que me parece “manido” por las veces que lo he repetido… hay que procurar ser ORIGINALES, aunque también nos llevemos la foto típica, hemos de buscar encuadres que hagan nuestras tomas atractivas y diferentes, en definitiva, que lleven nuestro sello.


Algunos enlaces interesantes:

Los 7 Consejos Clave para Sacar Partido a tu Gran Angular
Tutorial Nikon de fotografía de arquitectura
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(c) Javier Díaz, 2010.

Enlace al artículo en Sonymage.

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